«Qualquer tempo passado»: Sanabria en el Georges Dussaud de Braganza

«Qualquer tempo passado» es un conjunto de fotografías que retratan las visiones de las comarcas zamoranas de Sanabria a Carballeda. A través de 47 fotografías, su autor, el arquitecto Juan Manuel Báez Mezquita, retrata la arquitectura popular sanabresa, sus ingeniosas soluciones técnicas, su valor como vivienda, hogar, establo para animales, todo un “cosmos” donde se desarrolla la vida de las personas.

La exposición pretende dar a conocer la vida cotidiana en las comarcas zamoranas a través de las miradas y gestos de su gentes. Al exponerse en Braganza, muestra la inequívoca voluntad de sanabreses y trasmontanos de compartir y colaborar en todo lo posible, dentro de un marco geográfico y humano prácticamente idéntico.

La exposición «Cualquier tiempo pasado – Fotografías de Zamora en el último cuarto del siglo XX» puede visitarse en el Centro de Fotografía Georges Dussaud de Braganza, del 11 de marzo al 28 de mayo, en horario (PT) de mañana y tarde, de 9 a 12.30 y de 14 a 17.30, de martes a domingo.

Las imágenes de Báez Mezquita tienen una enorme semejanza con la obra fotográfica de Georges Dussaud que retrató la vida trasmontana a lo largo del pasado siglo. Creado en 2013, el Centro de Fotografía Georges Dussaud es un espacio dedicado a la obra del fotógrafo francés Dussaud, que desarrolló su actividad en Portugal desde la década de 1980, de manera muy particular, en Trás-os-Montes. Del relato amplio sobre imágenes en blanco y negro, se destacan historias de vida y universos rurales «milagrosamente intactos», poblados de hombres, mujeres y niños. También podemos encontrar lugares, rituales, tradiciones, gestos y momentos irrepetibles de un Trás-os-Montes casi olvidado.

«Surgió la oportunidad de recibir esta exposición que retrata la vida rural en Puebla de Sanabria y donde es posible establecer paralelismos con el territorio de Bragança. Es una forma más de profundizar en las relaciones transfronterizas, mostrando la realidad del lado español y también del lado portugués».

Hernâni Dias, Presidente da Câmara Municipal de Bragança.

Tras la exposición en Braganza, la colección fotográfica «Cualquier tiempo pasado» continúa viaje por toda la geografía peninsular, dentro de la estrategia del Ayuntamiento de Puebla de Sanabria de difusión de la cultura sanabresa.

Un mundo rural al borde de la desaparición

La vida de la Sanabria de los ochenta quedó retratada. Un joven estudiante de arquitectura zamorano se escapaba a los pueblos sanabreses a cada ocasión que tenía: su arquitectura lo había dejado prendado. Además del cuaderno de bocetos, una cámara lo acompañaba en sus viajes, fotografías en las que capturó encalados y balcones, y sin proponérselo, también la estampa de las gentes de un mundo rural que ya estaba al borde de la desaparición.

Una vida después, Juan Manuel Báez Mezquita ha desempolvado el archivo fotográfico de su juventud. Olvidadas en el archivo, en negativos en blanco y negro, Báez rescató estos testimonios gráficos poco a poco, digitalizó negativos con más de cuarenta años y publicó las fotografías en sus redes sociales. y los publicó en su perfil en la red social Facebook “para darlos a conocer”.

La respuesta fue “asombrosa”. Para su sorpresa, decenas de nietos e hijos reconocieron a sus antepasados y las fotos empezaron a viralizarse narra que el mismo día hubo personas que reconocieron a padres y abuelos. Así fue cuando los rostros de aquellas fotos retomaron su nombre y su historia. El éxito a través de las redes sociales fue tanto que llegó a oídos del Ayuntamiento de Puebla de Sanabria, desde donde lo contactaron para montar una exposición para la que seleccionaron 43 piezas. 

Estos retales en forma de carretes son el resultado de una pasión que también generó una investigación académica. “Empecé a visitar Sanabria porque estaba muy interesado en su arquitectura, esa fue mi tesis doctoral. Iba buscándola, y con ella, estaba la gente”, explica el fotógrafo de vocación que narra los viajes por los pueblos, las charlas con las mujeres del campo y las experiencias de detrás de la colección, que, en palabras de Báez, surgió “de forma natural y sin ningún tipo de planteamiento”, y es que era un ejercicio sobre su oficio, que cuarenta años después ha resultado ser un retrato de los sanabreses.

La información se incorporó a los pies de fotos a medida que los familiares o amigos fueron reconociendo a las personas de las imágenes, como si de un libro familiar se tratara. La exposición se forma con cada visitante, está, de alguna manera, viva. 

Hay algunas del año 1975. También están presentes 1977 y 1978. Algún retazo del 81 completa el recorrido de un paisaje captado por la lente de una Yashica Electro 35, una cámara “extraordinariamente luminosa” que después Báez cambiaría por una réflex.

Las gentes y las piedras

Las 43 fotografías están organizadas por temas. El casco histórico de Puebla ocupa gran parte del espacio “es muy significativo”, explica el fotógrafo “Puebla en aquel momento tenía todas las paredes de revocados encalados de blanco, ahora hay una arquitectura de piedra”, comenta sobre el cambio radical en la estética en tan solo unas décadas.

“Hay algunos sistemas constructivos muy interesantes, el doble dintel aparece mucho, son piezas perpendiculares al muro que sobresalen y sirven para reforzarlo. También decoraciones con cal”, explica el arquitecto sobre las particularidades de las viviendas.

Lo popular se entremezcla. “Hay gente posando por delante de la casa o en el interior. También hay una parte en el campo, según iba en el coche me paraba a hablar. Hay fotografías con la pareja de vacas arando, hacía fotos de la gente yendo de camino al trabajo con los animales”, relata, y destaca las instantáneas de la feria de de ganado de Rionegro del Puente, donde mulas y caballos convivían con pulpeiras y tómbolas “un espectáculo”, recuerda “mirara por donde mirara, había montones de fotografías”.

“Hay retratos de gente, pero siempre en actitud de trabajo”, y describe a “el hombre que viene con la paja del campo y el que viene con las vacas y para y posa para la fotografía”.

Sin quererlo, Báez retrató un mundo que ya no existe. Repite que no lo hizo con ningún planteamiento “no podía pensar en que esas fotos retratarían un mundo que estaba a punto de desaparecer, no”. A él simplemente le “gustaba hablar con la gente”, con los mayores, con los campesinos. “Era como la curiosidad de descubrir el mundo y de hacerle fotos, yo ese mundo lo pillé en la edad de la desaparición”, relata sobre una década en la que ya había mucha mecanización y la emigración del campo estaba muy avanzada. “La gente ya se había ido a la ciudad, había muchas casas deshabitadas en los pueblos ”.

También las personas que salen en las fotos han fallecido, y es que la mayoría ya eran ancianos y han pasado más de cuarenta años. Personas sin las que “los pueblos han cambiado radicalmente”. Quien visita la exposición puede quedarse admirado del portal al pasado que se ha conseguido crear, a pesar de que las fechas son “muy próximas”, explica Báez, que reconoce que viendo las fotografías puede pensarse que son muy antiguas, pero tan solo tienen unas décadas.

“Estoy muy contento de haberlas publicado en las redes sociales, donde están a disposición de todo el que las quiera ver”, cuenta sobre su perfil en redes donde poco a poco publica retratos no solo de Sanabria y La Carballeda, sino de todas las comarcas de Zamora, que cada día sigue sorprendiendo a alguna nieta que encuentra el rostro de la abuela ente los retratos. “A mi eso me deslumbra”.

CON INFORMACIÓN DE enredando.info y La Opinión/El Correo de Zamora

IMAGEN: enredando.info y Facebook

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