Que la luz divina ilumine tu camino en esta y en todas las Navidades que están por venir.
¡Feliz Navidad y próspero 2026!
La luz que ilumina la Navidad
Ubicada en la provincia de Burgos, San Juan de Ortega es la anteúltima localidad de la undécima etapa del Camino de Santiago Francés. Recibe el nombre de un santo que colaboró estrechamente con Santo Domingo de la Calzada para abrir caminos que mejorasen el paso de los peregrinos.
Con una marcada historia jacobea que se remonta a más de mil años en el pasado, esta pequeña población de una veintena de habitantes cuenta con el Monasterio de San Juan de Ortega, del siglo XII. Son muchos los detalles que vale la pena mencionar de su arquitectura; entre otros, una serie de capiteles de época románica, en su mayoría de tipo vegetal, aunque los más conocidos son ejemplos figurativos de particular interés.
Sobresale, en el ábside septentrional, el triple capitel donde se desarrolla una secuencia de escenas del ciclo de la Navidad, muestra de un arte naturalista de gran elocuencia descriptiva.
Dos veces al año, coincidiendo con los equinoccios de primavera y otoño, un rayo de luz ilumina este capitel de forma sorprendente. Con la inclinación y el grosor justo y medido, el foco divino comienza a iluminar el capitel en la escena de la Anunciación del Ángel a Maria. Después, el rayo pasa sobre la escena en que María mantiene sus manos sobre el vientre, sintiendo la vida en su interior. La luz continúa su camino para iluminar el tercer acto: un arcángel toca la cabeza de San José. Por detrás, cobra vida la escena del Nacimiento, a la que la luz pega de refilón para sacarla de las tinieblas.
Equinoccio es cada uno de los dos momentos del año en que, por hallarse el sol sobre el ecuador, los días son iguales a las noches en toda la Tierra.
Este fenómeno ocurre a las 5 de la tarde, hora solar, el 21 de marzo (a las 6 de la tarde) y el 22 de septiembre (a las 7 de la tarde), a lo largo de ocho minutos mágicos.
Capitel del ciclo de la Natividad
Prodigio de iconografía medieval, este capitel reproduce un mensaje simbólico que resulta único en Occidente.
A la izquierda, vemos la Anunciación: el Arcángel Gabriel se arrodilla ante María en actitud de especial consideración hacia ella por su destino de Madre de Dios. La Virgen recibe el anuncio sobrenatural y queda admirada, pero acepta la voluntad divina con el gesto de sus manos abiertas hacia adelante. Cuando en los dos equinoccios un rayo de sol ilumina esta escena, se aprecia que María se dirige a la luz y no a San Gabriel, como es tradicional.
A continuación, se representa la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel, a la cual comunica que ya ha concebido en su seno a Dios. Las dos primas se funden en el convencional abrazo al tiempo que Isabel pone su mano izquierda en el vientre de su prima para destacar el estado de expectación de María.
En la parte central del triple capitel está el momento culminante del ciclo, el del Nacimiento, desarrollado con numerosos detalles anecdóticos. En la parte inferior se encuentra la Virgen, acostada en la cama y atendida por la solicitud de dos parteras (Zelomí y Salomé, según el Pseudo Mateo), de las que una cuida directamente a la madre en la cabecera, y otra queda casi oculta detrás de la escena. María apoya la mejilla en su mano izquierda, para manifestar el dolor que siente, actitud que se aprecia en otros ejemplos medievales.




Encima está el pesebre sobre el que han dispuesto al Niño Jesús, que es protegido de la intemperie por el calor que le proporcionan la mula y el buey asomados detrás. Tres lámparas de aceite cuelgan de una tabla del techo, mientras culmina el ambiente una estrella que brilla en el centro destacando el simbolismo de la luz de Jesús.
Completa la escena la figura de San José, sentado a la izquierda, adormecido, en la conocida actitud ajena a lo representado. La compañía de un ángel sugiere que éste se le aparece en sueños para revelarle que el Niño era obra del Espíritu Santo, por lo que no debía repudiar a su esposa.
Termina el ciclo del triple capitel con una epifanía, el Anuncio a los pastores, que aquí se representa en una escena simplificada por la limitación del espacio. Sólo está sugerida por un pastor con su rebaño, al tiempo que escucha el mensaje del ángel que con el índice de la mano derecha señala hacia la estrella y el Niño Jesús.
CON INFORMACIÓN E IMÁGENES DE http://cultura.sanjuandeortega.com/
IMAGEN: Capitel del ciclo de la Natividad (Turismo de Castilla y León).


